jueves, 28 de enero de 2016

El amor llega a destino

Calma. Silencio en la arena. Miraba a todos lados. Absorbía cada gota de aire, cada segundo de sonido, cada punto de la imagen. No lo podía evitar, ni lo quería evitar. Se sentía como en la primera fila de un show de orquesta, donde cada ola representaba un choque de platillos, un nuevo compás, y su andar eran las cuerdas y vientos que generaban la melodía.

En la perfecta quietud de las cosas, buscaba ser un soplo, una partícula más viajando a través de la corriente de aire.

Pero no podía. Y no podía por aún no tener la limpieza necesaria. Una vida llena de los desechos que deja lo artificial, lo superficial, los edificios que se levantan a lo alto y no dejan ver el Sol, arrebatando de la vista las dos funciones diarias que este brinda ya a unos pocos afortunados: Amanecer y Atardecer.

Una profunda melancolía le invadía. Hace poco le había sido quitado, por parte de la mano invisible que todo lo regula, su amor. No me refiero a el amor que llevaba dentro, si no a este amor que todos perseguimos y disfrutamos con justa razón, mientras sabe vivir y vencer a todo aquello que se interponga. Y era esto mismo lo que no le permitía ser uno con el todo, y que el todo se fundiese con el uno. Deseaba tener a alguien de igual o mayor afecto emocional para que compartiese ese momento, para juntar un amor con otro, como si el amor fuera un conjunto de monedas en nuestros bolsillos cuya acumulación produce la riqueza, en vez de esa flor que crece en su mismo ser.

Después de meditarlo un rato, recordando el ya inconcebible cansancio de batallas luchadas y noches de bombardeos sin piedad, lo decidió. Tenía que volver a amar. Y volvería a amar. Y ya sabía a quien: el mar.
"¿Por qué no?" Se dijo. "No hay nada que lo impida". Ese momento de lucidez hizo estallar su luz. Se perdió en un viaje a través de millones de imágenes sensoriales que derivaron en la paz de su alma. Entendió que todas las personas tenemos un amor garantizado que si correspondemos, no vamos a dejar de disfrutar nunca: El amor de la Madre Tierra.

viernes, 22 de enero de 2016

Tracción a Sangre



Basado en la canción homónima de Gustavo Cerati


"El sol no tiene oídos, pero su lengua me atrapó. Crece la escasez. Hasta la palabra vacío me llenó."

Estos últimos tiempos me tienen insomne. El claro objetivo de perseguir algo no es fácil. Y es que, para lograr que la vida que queremos, primero hay que dejar una vida atrás. La de la dejadez, la de estar sentado viendo pasar los días, mientras seguimos dandole la vuelta al Sol, ese que hoy me atrapa, y me hace trabajar bajo su supervisión día tras día, para que, tiempo más tarde, me pueda sentar a descansar y disfrutarlo en su faceta de compañero.

También, en nombre de la buena salud de mi psiquis y para combatir la fatiga y el desánimo, he de empezar a observar la belleza en otros lugares. Dejar de ser tan exigente y empezar a asignarle su cuota de virtud a todo aquello que lo precisa, o lo amerita, pero no disfruta de esta misma gracias a la testarudez de nosotros personas, que no sabemos usar el inconformismo para crecer, si no para exigirle a nuestro entorno.


"Otra ruta, otro pueblo, otro cuarto de hotel, vida nómade."


Todo aquel que me conoce sabe que quiero ser músico. Sabe que es mi sueño y que todos los días voy aumentando el ritmo de mis actividades en pos de llegar a algo, que es una tarea que me requiere mucho y que no es fácil llevar, y que todavía no estoy ni cerca de lograrlo, y no por inconformista, si no que, como diría una banda muy conocida, "Es un largo camino a la cima si quieres rockear", frase que llevo como motivación, junto a la idea de viajar y conocer lugares, llegar a la gente, saber que tengo amigos simbólicos a lo largo de mi país y del mundo, unidos a mí por el arte, la pasión, esa conexión infalible que tenemos quienes llevamos el arte bien adentro.



"Tal vez lo más suicida sea decirte la verdad, preferí callar, a esta hora de la vida es lo mejor"


Sí, a esta etapa progresista de mi vida vienen pegados muchos dramas, de los cuales tampoco hace falta hablar entre mis más allegados. Mis inestabilidades emocionales suelen golpearme muchas veces de manera inesperada, pero he de aprovechar todo el tiempo que pueda no solo en seguir cumpliendo objetivos pequeños para llegar al grande, si no en aprender cómo funciona esta maquinaria que nos empuja día tras día hacia un destino por llegar, y cual es la mejor manera de manipularla y acondicionarla para el viaje.

Ya como, de por si, estos dramas vienen solos, prefiero no invitarlos una vez más mientras pueda mantenerlos lejos, es por eso que en el largo camino hacia la plenitud, y acá cito a una banda de acá, "Mejor no hablar de ciertas cosas".


"Llega la noche. Respiro libertad, y no miento. Siento que pasan los días y sigo adelante, tracción a sangre, tras una melodía"

Cada noche vendrá, y me tendrá dormido soñando con despertar mejor que ayer, soñando que cada día se acerca más el sol que quiero ver iluminarme, cada vez se acerca más la ruta que quiero transitar, el pueblo que quiero conocer, el cuarto de hotel que me cobijará luego de entregar un poco de mi alma a muchas otras almas que buscan la paz mediante la expresión de melodías inspiradas en aquella melodía icónica que persigo mientras lleno mi valija de todas las cosas que voy a necesitar para nunca quedarme sin los recursos necesarios, salvo cuando ya no haya más nada por recorrer.


"Un nuevo día… Y la respuesta está en el viento"





sábado, 16 de enero de 2016

Radio.

Una vez, en un pueblo dentro de la inmensa llanura pampeana, había una estación de radio muy querida por todos sus oyentes, inclusive quienes la oían camino a sus trabajos, pues estamos hablando de una región con pueblos en los cuales no había mucho más que diversas casitas y algún que otro local comercial, por lo cual sus habitantes debían desplazarse para conseguir su paga.
Esta radio estaba situada en las afueras , en el medio de la ruta, como si fuese en un punto estratégico para cubrir todo el camino. Esto hacía que los trayectos de ida y vuelta fueran amenos, pero no asi la estadía en casa, puesto que la señal no llegaba, y tenía uno que buscar otras estaciones de menor atractivo.
Es por eso que, un día, entre los habitantes del pueblo más cercano a la ruta, decidieron que había llegado la hora de poner una repetidora. Con mucho esfuerzo se logró juntar un presupuesto para comprar una antena que redistribuyera la señal a lo largo de todo el pueblo, y asi fue que lo lograron. Pero la radio se escuchaba un poco peor, como si fuera un poco más saturada.
Siendo ignorado esto, habitantes de pueblos aledaños también tuvieron la genial idea de construir una repetidora, y así se fueron constituyendo varias a lo largo de la región, pero todas presentaban un defecto. En alguna el volumen iba y venía, otra hacía pausas intermitentes de 5 segundos, otra no funcionaba en determinados horarios debido a un deficiente suministro de energía, etc.
Pasados los días, se dieron cuenta que la sensación era la misma. Si, ahora tenían su señal para escuchar donde más les gustaba, pero no era lo mismo. Las diversas deficiencias llegaban a colmar los nervios de la mayoría de los que habían hecho su esfuerzo por tener un poco más de sonido en casa.
Es por esto que se llegó a la conclusión de que, haciendo el balance, hubiera sido una mucho mejor idea reunirse a construir estaciones de radio propias con un poco más de tiempo y dedicación que funcionasen igual de bien que la primera.

Actualmente, su construcción se encuentra en proceso. Desde este humilde espacio, les deseamos lo mejor.

jueves, 7 de enero de 2016

Entre Líneas (Parte 2)

"Mi nombre es Roman Bleach, General del cuerpo de ejército Runnie de Westland, al oeste del honorable Estado de Mindsrole. Algunos de ustedes ya me han visto en el frente. Tú, por ejemplo, el bizco (lo recordaba perfectamente porque, si bien bizco, también veloz) . Por diversos motivos que a ustedes no les conciernen, he sido desterrado del Cuerpo principal del ejército y reemplazado por el idiota engreído de Fowler, uno al cual nunca vieron debido a que nunca llegaron a los cuarteles principales.

Las miradas mostraban tanto desconcierto como agradecimiento de seguir vivo en manos de quien se supone encargado de liquidarlos.

"Con todas las presiones de los oligarcas de sus compatriotas, Mindsrole está debilitándose de a poco. No solo es la molestia que le causan a la Nación, si no también la cantidad de exilios registrados de gente cansada de no dejarse llevar por sus caprichos. Ha de ser este, entonces, el momento perfecto para mi venganza. Pero no estaré solo. Toda esta gente que ustedes ven por estos pastizales es gente que viene conmigo, tanto del cuerpo como gente que, voluntariamente, se consiguió tierras por aquí cerca para estar más cerca y ayudar en lo que se necesite.
Ahora bien, si les interesa seguir vivos y servir para algo con lo poco de dignidad y energía que les queda, mi propuesta es esta: Ayúdenme a concretar un espacio de subversión para concretar ese objetivo que sus naciones tanto desean con esta infame guerra"

El consenso fue rápido y sin lugar a diferencias, aunque el tiempo de seguir con vida no solo fue aprovechado mediante la "ayudita" para los ex tripulantes del Glory III, si no también para recalcar la hipocrecía de alguien en quien nunca creyeron que la verían: Un mindsrolense.

12 de julio, 11:45 a.m.

"ATENCIÓN ACCESO OESTE, TODOS SALUDANDO AL GENERAL RUNNIE, ROMAN BLEACH!" rezaba el megáfono a cuya orden todos los que estaban cerca del acceso Oeste de Mindsrole capital obedecían alegres. Vitoreos, saludos simpáticos varios, deseos de que volviese su conducción al ejército.

En un momento dado, todo el cuerpo se detuvo, copando la Avenida Doubet. La gente, ya pacífica, esperaba algún discurso, algún mensaje, algo que hubiese ocasionado la detención. Pero ninguno se esperó lo que ocurrió después.

En medio del silencio, se escucharon galopes furiosos, cada vez más intensificados. El resto del cuerpo mas los "New Glory" iban a toda marcha a avanzar contra la ciudad, y a comenzar la cacería.

Segundos fatales para algunos, trances temporarios para otros, pero para todos momentos de máximo desconcierto, desesperación y decepción total: Mindsrole volvía a caer en manos de intereses violentos y atroces.

A toda marcha, los subversivos se fueron adentrando en la capital, siempre acercándose para el lado del Cuartel Principal. Aunque uno de ellos no terminó allí, precisamente. Roman descubrió en uno de los cruces a la mujer de Fowler, con sus dos hijos, y cuando la vio, no lo dudó ni un segundo.

Alerta Roja en el Cuartel, y todos a pura marcha! se abrieron todas las puertas, se corrieron muchos metros en función de una simple orden: aniquilar a los subversivos de la manera que fuera. Fowler, tanto como los suyos, viajaba cada metro rogando que no se hubiesen acercado al centro cívico, tan caótico como el Oeste en un principio, donde su esposa se encontraba haciendo compras matutinas.

Una salvaje intrusión. Un aberrante llamado al deshonor y a la alteración de valores de múltiples células corporales viajando a traves de los fluidos. Desesperación total. Un vil pinchazo de dolor incontenible. Esto fue lo que sintio Roman microsegundos después de ver a la mujer de Fowler. Porque primero rendir cuentas al honor y sus súbditos. Colin acertó en un disparo de impresionante calidad por ser el primero y único, pero cayó víctima de otro.

Van Basten dio la orden mas ideal para aquellos momentos: Todos los soldados a bordo de los navíos, a la ciudad a toda prisa, pues no parecían pocos desde la impresionante vista de la casa de Gobierno aquellos que venían a perturbar con sus miserias internas.

Cayó con todo el peso de su cuerpo al pavimento, lo cual era aquello que Colin pensó que sería lo último que verían sus ojos. Su agonía pedía a gritos detenerse, y él no podría resistir mucho en un suelo pisado por decenas de huellas minuto a minuto. Pero, astuto como un zorro, Martin vino al rescate y se lo llevó a la guardia del Cuartel haciendo caminos destruidos pero ya despoblados.

Refugiado en un callejón, herido de bala pero mucho más de alma, Roman descansaba sentado en el piso. Una actitud sumamente egoísta ya liberaba a su estúpida consciencia de toda culpa, pues él había sido toda su vida así, si por algo llegó a atacar a su propia nación.
Ya avanzados en la defensa, en gran parte también por la pérdida de vista de su líder por parte de los subversivos, los soldados Mindsrolenses volvían a sentirse iluminados por el sol que aquel día irradiaba y que por momentos pareció esconderse tras las nubes mientras ellos luchaban por hacerlo volver a hacerse ver. Fowler se topo a su mujer y, aliviado como nunca se sintió en sus 46 años de vida, le dio un beso que, por momentos, dio sensación a ambos participantes de un temblor digno de un terremoto. Luego de contarle el micromomento ocurrido, Amy rompió a llorar en hombros de su marido, quien logro suponer rapidamente dónde estaba el "desaparecido" y ponerlo tras gigantes muros alambrados.

En el juicio, no hubo orgullo ni egoísmo que valiese. Ni hasta al más flexible y justo de los Mindrolenses se le hubiese ocurrido perdonar a semejante idiota. Roman Bleach pasó el resto de sus días encerrado y reducido al nivel de los delincuentes que lo rodeaban, dentro de los cuales no había uno que le tuviese el más mínimo respeto. Pues así es como les termina yendo a las hormigas que se creen elefantes que pueden pisar fuerte. El daño que dejó con su traición fue irreparable, pues ya nadie pudo confiar en que, dentro de la gente que cruzaba su mirada, no hubiera alguien que tuviese algo que esconder entre las líneas de su discurso de cada día.

Entre Líneas (Parte 1)



Días y días de batallas sin piedad ni límites. Largos listados en crecimiento de nombres de quienes portan pies que ya no dejan huellas. Ni el tiempo, ni el desamparo, ni las personas que llevaban esto a la realidad parecían ceder nunca.

El estado de Mindsrole resistía fuertemente a su colonización. El potencial de sus gobernantes era digno de reconocimiento, la apreciación y el precio mismo de su tierra eran inconmensurables, y las vidas no valían más que la tierra, a la cual se juraba cuidar así fuese conociendo a la muerte misma, en cada infancia de quienes allí residían desde el jardín de infantes.

Del otro lado estaba el avaricioso e interesado estado de Diblie, unido por conveniencia y relaciones diplomáticas a la máxima potencia del mundo: Privent. Esta misma era la responsable de todo esto. Dominados por un poder incluso más grande de lo que ellos mismos se creían y de lo que creían que serían en algún utópico momento, en esas vergonzosas exaltaciones orgullosas de sus mandatarios llenos de ambiciones. El trato era repartirse la tierra una vez conquistada, y establecer una mínima diferencia en porcentaje de los recursos explotados para cada Estado (Igual, obviamente, Privent no iba a parar hasta dominar al mundo, y a los pobres ineptos que se le unieran creyendo que iban a lograr algo).

El valiente General Fowler llevaba días sin dormir defendiendo a los suyos. Recluído detrás de las primeras trincheras en el campo de batalla, recibía donaciones de granos de café en grandes cantidades para él y sus reclutas, pero ya estaba tan harto que, más que interesarle sacarse a esas avispas despiadadas de encima, le interesaba sentarse a tomar un té y mirar un ocaso que, hace rato, era tapado por los gases de la crueldad. Así fue expresado en la carta número 18 enviada a su esposa, Amy Rowling, a quien estimaba con un más alto entusiasmo.

Por suerte, el panorama era positivo. Las estadísticas sobre muertes disminuían en cada uno de los grupos repartidos en las posiciones estratégicas, obviamente mucho mejor conocidas por el Ejército de Mindsrole, y ya se empezaba a acorralar a los grupos 18, 23, 16 y 12 del otro frente contra la playa norteña.

28 de junio, 6:15 am: La reunión antes de la victoria.

“Compañeros. Mi nombre es Gabriel Fowler, Capitán General y principal coordinador de tropas en el honorable Estado de Mindsrole, en su incansable defensa contra el avasallamiento de nuestros hogares. Hoy los necesito. Por favor, yo sé que es mucha la sangre derramada, muchas las horas perdidas, mucha la desazón. Las voces no dan más, los pies quieren delegar su tarea a las rodillas, las venas laten furiosas de la exigencia, pero hoy, hoy les prometo, es la última vez. Volveremos a prosperar, veremos sus sonrisas en el cielo, veremos el Sol brillando para todos los que aún estamos acá, y eso va a ser la recompensa del día de hoy, carajo!”

Entre llantos emocionados y gritos, las trincheras de Mindsrole amanecieron con esperanza, aunque cada uno tenía sus miedos reservados también. Como, por ejemplo, Colin, que velaba por la salud de Martin, a quien amaba en secreto dado que nadie vería como algo bueno su condición de amar desde la otra cara de la sexualidad.

Los suboficiales Singer, Hudson, Wilkins y Hawking situaron a sus tropas detrás de los bosques de Knowden, en donde desembocarían a los costados este y oeste, respectivamente, de la playa. Estos serían los primeros en atacar, y cuando la distracción estuviera dada, los grupos comandados por los tenientes Martins, Owen y Barrymore atacarían por el medio, en línea recta hacia el puerto, en estos momentos tomado por los invasores.

La batalla fue más intensa que nunca. Se observaba la fiereza y la claridad del objetivo de los muchachos de Mindsrole, quienes usaron lo último que dejaron estas horrorosas jornadas de energía para terminar con esto de una vez por todas. No había rata que escapara, mediante su correteo fugaz entre los arbustos y los médanos. Si limpiamos la casa, la dejamos llena de brillitos, diría chistoso con un par de copas encima una noche de menor intensidad nuestro amigo de diferentes perspectivas que los demás.

Hacia las 10 de la mañana, el debilitado orgullo de los Priventianos se manifestaba mediante su Teniente Manson, quien decretaba la Retirada y la urgente orden de volver a los navíos y zarpar hacia el estado de Diblie dado que Mindsrole había cubierto las rutas marítimas de regreso a Privent de barcos no precisamente mercantes, que esperaban el más mínimo “ok” para dar comienzo a su participación, pero se tranquilizaron al enterarse de este último suceso.

En un mediodía lleno de condecoraciones y reconocimientos al valor y al inolvidable aporte de aquellos que padecieron este horrible episodio, Mindsrole empezaba a respirar otra vez aires de paz y organizar un Estado próspero e igualitario bajo el incuestionable mandato del primer ministro Frank Van Basten.

Hacia el Oeste circulaba el “Glory III” con los sobrevivientes de la derrota, quienes tuvieron un penoso almuerzo, lleno de furias e impresionantes acusaciones entre sus presentes, intentado encontrar un responsable de la no satisfacción del objetivo de ganar otra colonia, otra dependencia del máximo incuestionable poder del estado de Privent, y su aliado en guerra Diblie. Más entrada la tarde, se empezaban a sentir los mareos y las ganas de vomitar producidas por alimentos vencidos, sin haberse tenido antes certeza alguna del estado de estos mismos dada la ignorancia de los soldados y el abatimiento del equipo de cocina en una de las batallas.

Con ya varios caídos, llego el turno de quien manejaba el timón. Resistiendo mediante el lanzamiento de calumnias como modo de descarga y la autorrepetición de la orden de no caer, llegó el momento de dormir un rato.

Minutos más tarde, el Glory III encallaba en la costa Oeste.

A la hora de despertar, se observaban banderas de Mindsrole, con un flameante rojo y celeste acompañado por el viento del sur, y se escuchaba solo una voz: La del ex coronel Roman Bleach.

“Bueno, bueno, bueno, a ver qué tenemos acá”

Mediante el despectivo gesto de la patada suave a lo cual se ve como un desperdicio, fue pateando cada uno de los cuerpos tirados en el suelo de la costa.

“A VER SI SE DESPIERTAN, SORETES”

Las cabezas zumbaban, la confusión abundaba, y la voz de Roman sonaba otra vez.

“A ver, ratas inmundas. Sé que no quieren saber más nada con ninguno de nosotros. Los espera algún codicioso idiota para echarles en cara lo inútiles que son. Pero yo no soy hombre de actuar según la cobardía, así que fuera de aprovecharme de su condición, tengo una propuesta para ustedes, PERO ME ESCUCHAN ATENTAMENTE, CARAJO.”

Nadie atinó a responder ni con un suspiro.




Quickie



Hoy les vengo a contar de un amigo mío, muy querido: Martín “Quickie” Solari.

El es una buena persona, capaz de devolver el trato amable a quien se lo da, pues valora mucho que se lo quiera.

Su apodo le fue dado por dos razones: En las clases de Educación Física solía demostrar su velocidad, facilmente comparable a la de una gacela, y también estudia mucho inglés. Y puesto que “rápido” en ingles es “Quick”, por darle un tono amistoso, se lo apodó “Quickie”

Quiero hablarles de él porque estoy preocupado. Hace tiempo ya que no me habla, si no es para demostrar que piensa que no soy algo bueno para él, que es mejor alejarse de mi, y no tengo manera de hacerle ver que está equivocado.

Yo siempre supe que Quickie era terco, y que pasó por diversas situaciones en su vida que lo llevaron a desconfiar de la gente, de la veracidad de su discurso y sus verdaderas intenciones. Pero el siempre supo que en mí tenía un amigo, un confidente, alguien a quien poder contarle todo, alguien en quien apoyarse en busca de un consejo.

Las cosas llegaron a esto dado que Quickie y yo empezamos a diferir. La edad nos agarró interesados en el mundo que nos rodea y hemos mantenido largas discusiones y diferencias de opinión que derivaron en alejamientos ideológicos y, por consecuente (porque Quickie es asi) personales.

Tal es así que Quickie ahora se junta nada más con los suyos, y no quiere salir de ahí. Es un proceso repetido en su vida, el miedo a salir de la zona de comfort, el miedo a ver que las cosas son distintas, que está defendiendo algo indefendible. Toda su vida necesitó esa seguridad infalible que sienten aquellos cuyo espíritu es valiente y sabe guiarse. Por esto mismo prefiere él mismo construir su realidad, con su terquedad, se siente bien así, y no busca nada más que sentirse bien.

Idealista como pocos, realismo nulo, solía decir a tono de broma, cuando tenía que definirse en pocas palabras, una clase de Sociales que no se me va más de la mente, y menos viendo el problema que atraviesa nuestra amistad hoy en día.

Necesito hablar con él, que me escuche, que me crea, que hay cosas allá afuera que no son como él las cree, que el mundo lo va a atropellar si viene en su mambo caminando y de repente baja el pie del cordón para cruzar una calle cuya magnitud es inmensa y se mide en años.

Pero por sobre todo, necesito recuperar a mi amigo Quickie. Porque asi lo quiera yo o no, llegué a valorarlo tanto, que nada volvería a ser lo mismo en mi vida si él no vuelve a unirse a mí, puesto que hay una gran parte de mi vida en la cual él todavía tiene control.

¿Cual? Fíjense ustedes. Y, por las dudas, fíjense si no hay algún otro Quickie por ahí.

Los Aburridos



Estás en la escuela, cursando la secundaria. He de imaginar que estás aburrido. Dale, quién quiere saber todas esas operaciones de suma, resta, multiplicación, división, potenciación y radicación que mañana te van a servir para agilizar tu mente, ser más rápido y eficiente para hacer cálculos y expandir tu capacidad de resolución de los conflictos numéricos? O estudiar esas estúpidas páginas llenas de historias que hoy en día no te sirven de nada, salvo para saber dónde estás parado, cómo todo llegó a lo que es hoy, qué es lo que salió bien, qué es lo que salio mal, qué ideas tuvieron y tienen los que te rodean y ves pasar todos los días que después deciden tu destino mediante el voto democrático?

Saliste de la escuela. Llegaste a casa. Comiste y después te quedaste mirando tele porque estás aburrido. O me vas a decir que está bueno militar, aprender música, practicar algún deporte, recorrer distancias infumables para conocer gente y ganar experiencia y nuevas anécdotas para contarles a quienes te rodean? Nah, eso es aburrido, por algo decidiste tirarte en el sillón y mirar una pantalla.

Así como un time-lapse, pasamos rápido el tiempo hasta que te volvés mayor y te enfrentas a eso que no quisiste ver nunca, y que imagino que ahora tampoco, porque es aburrido: La política, esa bastarda que te obliga a poner una boleta en un sobre cada no se cuantos años, que es un bardo! Entonces tenés que empezar a mirar los noticieros, leer los diarios, comentar con la gente (y empezar a pelearte, porque viste que la cosa si o si es asi) y no, es aburridisimo todo! Dejá, lee dos cositas y cuando te toque meté el papelito y chau, total estás decidiendo desde un mínimo lugar el destino de 42 millones más que vos, pero vos no te preocupes, total son 42 millones más, a quien le cambia lo que haga uno, no?

Porque hay gente que estudia, que le importa su carrera, que quiere tener un buen rendimiento, se compromete, se rompe el bocho para lograr cosas, le gusta saber, desarrollar habilidades, saber fundamentar, conocer, explorar, exprimir al máximo sus capacidades, pero a veces sobrecarga su psiquis, se amarga, se enoja, llora, piensa que todo va a salir mal, y eso es malísimo, para qué esforzarse y amargarse al pedo? Quién se cree que los que llegaron más lejos tuvieron toda esa catarata de historias amargas? Es todo un invento para que llores un ratito.

Alguna vez te reíste de un “nerd”? Alguna vez te pareció aburrido que te enseñen algo? Alguna vez te resultó intolerable que alguien tuviese de sobra para hablar y fundamentarse? Alguna vez todo esto que planteé más arriba te pareció aburrido?

Es hora de ir entendiendo por dónde va la mano. Y saber que, ante cualquier experiencia, cualquier oportunidad de perfeccionarnos, de formarnos, de hacer las cosas bien, de destacarnos, de volar a la mierda el techo para ver ese cielo que queremos tocar con las manos, NUNCA vamos a poder decir que perdimos el tiempo, que no nos sirvió absolutamente de nada y, fundamentalmente, que tenemos una vida aburrida.